Residencia de arte y ciencia, una nueva tendencia en un entorno natural

Marti Johnston es la directora de la residencia artística Tortuga Escondida que funciona en Akumal, México, desde 2015.

Diseñado como un centro de residencia, el espacio se centra en acoger a grupos, no solo de artistas, sino también de estudiantes que trabajan en las áreas de biología marina, conservación del medio ambiente y ciencia, ya que el centro se encuentra en un ecosistema rico pero amenazado.

"Aquí, estamos en esta selva, se conoce como la Selva Maya, así que esto es parte de la Península de Yucatán. Es todo selva. Comenzamos con unos pocos metros de costa, dunas, va manglar, y luego la selva, y la selva va todo el camino hacia el oeste. Así que, estamos cerca de una milla a dentro y es todavía selva virgen aquí. Tenemos una serie de plantas y animales en peligro de extinción y en peligro crítico", explica Marti Johnston.

La primera experiencia de acogida de científicos se organizó con la Operación Wallacea, que reunía a estudiantes de universidades y colegios para pasar el verano en el extranjero y estudiar ciencias. Entre las actividades propuestas, los estudiantes participaron en viajes de campo, estudios de datos, encuestas, programación científica y muchas más. "Y luego, tenemos otros grupos que han empezado a llegar como consecuencia de eso, todavía centrados sobre todo en la biología marina y las ciencias de la conservación y el medio ambiente", explica la directora.


En su opinión, el trabajo realizado por estos grupos es de lo más importante, ya que revelan y vigilan el avance del calentamiento global, en paralelo al turismo de masas, y su impacto en la fauna y flora locales. "El arte es una cosa, pero ver la ciencia de lo que estamos perdiendo cada año es realmente importante. Y que estos estudiantes vean esto, que tomen los estudios de datos, es muy importante, y además, están siendo testigos del efecto de lo que su viaje familiar de vacaciones puede causar realmente en términos de impacto ambiental", confiesa Marti Johnston.

En la última década, el número de residencias que incluyen ciencias y tecnologías ha aumentado, lo que se explica por el aumento de la concienciación ambiental, sobre todo en las generaciones más jóvenes, y su voluntad de encontrar soluciones a los problemas locales y globales. "Somos un microcosmos de lo que está ocurriendo {...} y por eso lo están viendo y documentando", concluye la directora.

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